El fenómeno de la revolución industrial en España, y en Andalucía, ha sido un tema muy debatido entre los historiadores. Mientras que en algunos lugares de Málaga, como Marbella o la capital, se iban desarrollando industrias pesadas relacionadas con el metal, en esta zona de la Axarquía no se conoció una industrialización como tal, y solo hubo algunos pequeños intentos de implantación fabril, siempre relacionadas con producciones agrícolas, de tradición secular. A las 2 fábricas de jabón, la de almidón, el molino de estraza y el molino harinero que existían en Frigiliana en 1826, según Miñano, se unen varios trapiches dedicados a la producción de azúcar y miel de caña, la mayoría de los cuales ya existían décadas o siglos atrás. Esta producción se realizaba a partir de la caña de azúcar, cuyo cultivo se conoce en estas tierras ya en el siglo X, en pleno al Andalus, se extendió por la imposición del primer Conde de Frigiliana en 1630. Según señala L. Salazar y Castro:
“…Se aplicó el Conde a adelantar la población de su lugar de Frigiliana, donde fabricó nuevas casas, llevó vecinos, plantó cañas y estableció trapiche para ingenio de azúcar”.
Tenemos, pues una fecha posible para la construcción del trapiche más importante de Frigiliana, que sería ampliado en 1725, como sabemos por la petición que hizo el Conde para cortar madera para construir un trapiche. Este Ingenio fue alquilado en ocasiones por los condes a segundos para su explotación, percibiendo por ello unas rentas, al igual que lo hacían por el aceite, el grano, los pastos, los tercios, los diezmos, derechos de alcabalas, cientos y millón de los azúcares, el alquiler de las casas, las tierras o del horno, como demuestran los documentos de administración de los siglos XVII al XIX de los bienes que los condes tenían en Frigiliana.