Frigiliana es un pueblo de 2.834 habitantes, situado en el interior de la comarca más oriental de la provincia de Málaga, la Axarquía, entre la Sierra de Almijara y el mar Mediterráneo. Se llega a él por un desvío de unos 6 kilómetros desde la autovia A-7, a la altura de Nerja, y a 56 kilómetros de Málaga.
El origen histórico de esta villa, tal como la conocemos hoy, se remonta a la época de dominación musulmana de la Península Ibérica, en al-Ándalus, y surge a partir de un pequeño caserío que se extendería a los pies del castillo de Lizar en el siglo IX ó XI. También existen vestigios de asentamientos desde época fenicia, como demuestran las sepulturas de incineración de la necrópolis del Cerrillo de las Sombras. Los ajuares funerarios de esta necropolis, excavada en 1965, pueden contemplarse en el Museo de Frigiliana.
Hoy, la población local, denominada frigilianenses o aguanosos, se divide entre los nacidos en el lugar y un importante porcentaje de residentes extranjeros. Estos últimos son primordialmente de procedencia alemana e inglesa.
Junto a la agricultura en reconversión, en la que se abandonan los cultivos tradicionales para incorporar especies tropicales, muchos aguanosos trabajan en la construcción, sobre todo en la costa, mientras otros se dedican a los sectores de servicio que giran en torno a la importante llegada de turistas a la localidad. En este sentido es de destacar el auge del turismo rural.
Frigiliana, siendo uno de los pocos pueblos del entorno que no haya sucumbido ante el boom inmobiliario de las últimas décadas, conserva todavía perfectamente el entramado medieval de sus calles y la configuración original de su casco histórico. Esto, que es fruto de una política activa de conservación con más de 50 años de arraigo, le ha hecho merecedor de un buen número de premios de reconocimiento como uno de los pueblos más bonitos y mejor conservados de España.