Frigiliana, siendo uno de los pocos pueblos del entorno que no haya sucumbido ante el boom inmobiliario de las últimas décadas, conserva todavía perfectamente el entramado medieval de sus calles y la configuración original de su casco histórico. Esto, que es fruto de una política activa de conservación con más de 50 años de arraigo, le ha hecho merecedor de un buen número de premios de reconocimiento como uno de los pueblos más bonitos y mejor conservados de España.