La Iglesia de San Antonio es otro símbolo de la conquista de la alquería andalusí por los cristianos que ostenta, además, un valor histórico artístico, ya que permite reconocer en ella rasgos, formas de expresión de la sociedad española de los siglos XVI y XVII.
La composición de su fachada es un rasgo común que pone en estrecha relación a las iglesias de Colmenar, Cómpeta, Salares, Torrox y Vélez Málaga. De esta forma, la fachada de la iglesia de San Antonio es una seña de identidad de Frigiliana como parte integrante de un paisaje cultural, la Axarquía.
La fachada principal de la iglesia de San Antonio se organiza a partir de un cuerpo rectangular monumental resuelto con una cubierta a dos aguas, al que se adosa un cuerpo de campanario. La escala monumental de la fachada la remarcan algunos elementos arquitectónicos clave: las pilastras de estilo dórico sobre las que se dispone un entablamento con arquitrabe, que enmarca el escudo del Obispo de Málaga Fray Alonso de Santo Tomás, como si de un alfiz hispano-musulmán se tratara. Sobre el entablamento se abre una ventana de forma abocetada de medianas dimensiones. El acceso al templo se realiza a través de un arco peraltado, cuya sobre elevación contribuye a marcar aún más la escala monumental, la imposición de esta dimensión grandiosa sobre el conjunto del caserío en el que el hombre es la medida, el canon de proporción de las casas que dan forma, por ejemplo, a la plaza que se abre delante de la iglesia.
La fachada se completa con una torre campanario de dos cuerpos rematada por una espadaña transformada en marco para el reloj del templo. La torre campanario, su elevación, la configuración de la misma, y la tradición de los arquitectos cristianos del siglo XVI de adecuar los alminares a torres campanario, nos lleva a explicar este elemento como un posible testimonio del alminar de la mezquita hispano-musulmana. Los alminares de las mezquitas no eran monumentales sino que buscaban la ascensión, atendían a un principio de funcionalidad: hacer llegar el canto del almoacín a todos los lugares de la ciudad, del caserío de Frigiliana en este caso. Como decimos, la adecuación e incorporación del alminar o torre para la llamada a la oración, propia de las mezquitas, en templos cristianos levantados en torno a los siglos XVI y XVII era algo muy común en la zona, como en su día documentó la profesora María Dolores Aguilar en las iglesias de Santa María de Vélez-Málaga, Nuestra Señora de la Encarnación en Árchez y Santa Ana de Salares. Más tarde volveremos sobre este punto.
La posibilidad de documentar en la iglesia de San Antonio de Frigiliana aspectos propios de la tradición arquitectónica hispano-musulmana, como vemos, es amplia. Otro ejemplo: si nos detenemos ante los muros de esta fachada comprobamos cómo a simple vista se dejan ver los ladrillos sin enfoscar que en su día definían el color de la fachada, un color tierra sin más enfoscado que el paso del tiempo. Esto fue así hasta que los pueblos andaluces comenzaron a ser eminentemente blancos por el empleo de la cal en sus paredes, más salubre.
Sin duda, la fachada, con el orden de pilastras que encaja la portada, es un elemento arquitectónico claramente occidental, aunque el espacio intermedio entre arco y entablamento es un rasgo que recuerda al alfiz que enmarca los arcos musulmanes. Esta forma de relacionar un elemento vertical sustentante, como es el arco, con un elemento horizontal sostenido, como es el entablamento sobre el que se dispone el escudo, está más cercano a la fórmula con la que se resuelve la Puerta de San Esteban de la Mezquita de Córdoba, que a lo propio de los arcos de triunfo de la Roma antigua. Por tanto, cabe plantear que aunque el maestro de obras de esta fachada, Bernardo de Godoy en 1676, como podemos leer en la misma, quisiera disponer una estructura a modo de arco de renacentista, que le permitiera simbolizar el poder Real cristiano entre una población necesariamente convertida al cristianismo, su forma de hacer, su arquitectura está demasiado instruida en las formas hispano-musulmanas. Esto se comprueba en otras obras del Maestro Mayor Godoy, como la Iglesia de Igualeja, en la que el campanario es, efectivamente, el alminar de la antigua mezquita.
El interior de la iglesia de San Antonio presenta una planta de cruz latina con un coro en alto a los pies. La cubierta de la nave central, al interior, está resuelta a la usanza de la arquitectura mudéjar, con un tipo de estructura denominada armadura de par y nudillo con decoraciones geométricas de líneas que forman los paños de lacería. Como es sabido, el uso de las cubiertas de maderas o artesonados es uno de los rasgos más significativos de la forma de construcción hispano-musulmana, aunque era ya una solución plenamente incorporada en la Antigüedad Clásica. En la armadura de la Iglesia de San Antonio de Frigiliana se puede apreciar cómo las dos vertientes de la techumbre son producto del diseño de una serie de rectángulos armónicamente distribuidos, que ponen de manifiesto el principio de proporción y simetría, propio de la arquitectura musulmana. La armadura es un testimonio que nos remite a su construcción en los siglos XVI-XVII. No obstante, esta iglesia no presenta el esquema de cabecera cuadrada y elevada que constatamos en otras poblaciones cercanas de la Axarquía, como las de Vélez- Málaga, Comares, El Borge, Benamargosa… sino que San Antonio de Frigiliana es una iglesia de tres naves separadas por arcos de medio punto elevados sobre pilastras, siendo la central la única en la que se evidencia la armadura de madera, mientras que las laterales se cubren con colgadizos. En este sentido, la distribución del espacio nos recuerda bastante a otras iglesias cercanas como Nuestra Señora de la Asunción de Colmenar, Santa Ana de Benamocarra y Nuestra Señora del Rosario de Canillas del Aceituno.
La cabecera del templo, el lugar desde el que el sacerdote oficia la misa, está cubierta con un interesante sistema de bóvedas de aire barroco que descansan sobre muros abiertos con ventanales. Este sistema de cubrición llama la atención porque prácticamente se repite, sin la presencia de ventanales, en las techumbres de algunas de las naves de la planta baja del Ingenio, hoy Fábrica de Miel de Caña Nuestra Señora del Carmen. En la iglesia, este sistema da paso a una cúpula de media esfera sobre pechinas del crucero, que permite el paso de luz natural a través de la linterna que se abre en su centro, fomentando el concepto de espacio y tiempo barroco. Una solución común también a las iglesias del XVI-XVII.
Entre los datos que se manejan en torno a la historia de la construcción de este templo, se sabe que se autorizó por bula del siglo XVI, como se explica en la Guía de Frigiliana. Para algunos historiadores del arte, este templo se eleva sobre el solar de una antigua ermita, de manera que está en discusión que sea de nueva construcción, como se desprende del texto de la placa cerámica que hay en la fachada:
Bernardo de godoi,
maestro maior,
Mefezid desde cimientos.
Año, de, 1676
Otros historiadores explican, como hemos visto, la construcción de esta iglesia a partir de una adecuación o reestructuración de la mezquita hispano-musulmana con la que contaba la alquería. De ahí que piensen en la torre campanario como una operación bastante parecida a la que tuvo lugar en Sevilla con la Giralda. Sea como fuere, una y otra hipótesis exigen la contrastación a partir de unas excavaciones arqueológicas y un estudio documental desde la historia del arte, así como un estudio de materiales de los muros emergentes.
Para entrar en el interior de la iglesia debemos traspasar las puertas de madera que fueron construidas por el tallista residente en Frigiliana Bartolomé de la Cruz, en 1859. como reza en la inscripción. Una vez dentro nos dirigiremos a la izquierda y paseando por esta nave hacia el altar mayor, nos encontramos con una hornacina en la que se dispone una esculturilla reciente que representa la imagen de San Antonio Abad. No debemos confundir esta iconografía con la que identifica a San Antonio de Padua, al que está dedicado el templo. Seguimos avanzando por la nave lateral izquierda y nos encontramos otra esculturilla de pequeño formato representativa del Sagrado Corazón. En este mismo lateral se abre una puerta que da al Callejón de la Iglesia. Continuando podemos contemplar, colgada sobre la pared, uno de los bienes muebles más interesantes del templo, una Cruz de la Santa Misión de los Padres Redentorios Faus y Armada de 20 de enero de 1949, un documento de ese capítulo duro de la historia de Frigiliana. A continuación, en este mismo muro lateral se abre una hornacina en la que se rinde culto a la Virgen del Rosario. Se trata de una imagen de escayola, de pequeño formato neobarroca, de manto celeste con un rosario en las manos, que la mayor parte de los turistas identifican con la advocación de María Auxiliadora pero que, sin embargo, los vecinos de Frigiliana identifican como la Virgen del Rosario. Ya casi al final de esta nave lateral izquierda se ofrece a la contemplación del visitante un lienzo con una advocación mariana barroca, de finales del siglo XVII, en la que la virgen aparece tocada con una corona de once estrellas, las manos cruzadas con tres espadas cruzadas, y bajo ellas un rosario. La virgen porta un manto rojo-dorado y una saya de arpillera, rasgo que resalta lo particular de esta advocación. Sobre la virgen hay una banderola de flores que nos hace pensar en la divina pastora.
Ya en el crucero, se rinde culto a Jesús el Nazareno. Se trata de un retablo de un cuerpo central en el que se abre una hornacina en cuyo interior se presenta una talla neobarroca del Crucificado. El retablo finge una arquitectura romana a través de un trampantojo, una perspectiva falsa dibujada en la pared. En la parte superior del retablo, que se corona con una imagen de Jesucristo descendiendo de la cruz, podemos leer una cartela en la que aparece la fecha de 1952, acompañada de la expresión el pueblo, lo que nos explica que este retablo fue promovido por los vecinos de Frigiliana en ese año.
Pero, sin duda, lo más interesante es la vitrina de la mesa del altar en la que se atesoran las máscaras que representan a los personajes bíblicos que acompañaron a Jesucristo la noche del Jueves Santo, durante la Santa Cena. Hemos llegado al retablo mayor, que en su mayor parte es un trampantojo de una arquitectura clásica en mármoles jaspeados, dedicado a Jesús Crucificado. La arquitectura del retablo tiene tres cuerpos separados por columnas corintias. A derecha e izquierda del Crucificado que aparece en el cuerpo central se muestra una imagen de un Fray Alonso de Guzmán, conocido por Fray Alonso de Santo Tomás y un San Sebastián, respectivamente.
Al otro lado del crucero, ya en la nave derecha, encontramos una de las imágenes con mayor devoción, el San Antonio de Padua que se dispone en un pequeño retablo. Conforme avanzamos por la nave derecha del templo, nos damos cuenta de que las hornacinas se repiten de manera simétrica a como las encontramos en la nave izquierda, en este caso con una talla neobarroca del Nazareno Cautivo, una talla neobarroca del Resucitado y finalmente, una imagen de vestir representativa de la advocación de la Virgen María Santísima de la Aurora, todas ellas imágenes de gran valor cultural.
De entre los arcos que separan la nave central de las naves laterales, los dos primeros que encontramos al entrar en el templo presentan una interesante decoración de pintura mural, que fue descubierta en 1998. La decoración del primero de estos arcos está basada en la vida de ultratumba, un tema escatológico típicamente barroco, con un total de 10 calaveras con tibias cruzadas, algunas de las cuales van cubiertas con coronas y birretes sacerdotales, recordándonos que la muerte nos llega a todos, sea cual sea nuestra condición social. La decoración del segundo de los arcos presenta temas florales, es casi la contraposición de la iconografía de la muerte que ofrece el arco contiguo. Pero no por ser más bucólico deja de tener un carácter simbólico profundo en el que se une el pasado musulmán de Frigiliana, representado por los dos jarrones con parras que hay en su parte inferior, y que hacen alusión a Alá, con el símbolo de la cristiandad que se presenta en la clave del arco, que es una de las representaciones de las cualidades de Cristo. De esta forma, el cristianismo, que está en la parte alta del arco, se impone al Islam. Parece probable que buena parte de la iglesia fuera pintada en su origen.