La postguerra, marcada por la dictadura del General Francisco Franco, fue un periodo de penuria económica, represión política y persecución policial. Una referencia cargada de simbolismo de esta historia reciente es el Cuartel de la Guardia Civil, que fue ingenio en 1896, y que sigue siendo uno de los edificios más destacados de la población. Desde él se organizó la lucha contra la guerrilla antifranquista que se desarrolló con gran virulencia en estas sierras. Es el también llamado maquis, que en esta zona llegó a agrupar un alto número de hombres y algunas mujeres, alrededor de los 500. La mayoría formaban parte de la llamada Agrupación Roberto. De ellos, una buena parte murió en las continuas luchas con la Guardia Civil y en algunas escaramuzas con los Regulares de Marruecos; otros pocos se entregaron, y algunos renegaron y se pasaron al bando franquista, ayudando a la Guardia Civil. No son muchos los que quedaron vivos, prácticamente todos ellos encarcelados. En el censo de guerrilleros realizado en los últimos años por José Aurelio Romero aparecen mencionados 25 hombres y 2 mujeres vecinos de Frigiliana.
Muchos de los guerrilleros se unieron a las agrupaciones por convencimiento político, pero sin duda otros lo hicieron por hambre o por ser perseguidos por pequeños delitos, como robar patatas o cortar pinos. Muchos de los relatos acerca de los hechos llevados a cabo por ambas partes son estremecedores por su crueldad, unos por deber, otros por necesidad, otros por represalia o por pura venganza. En este sentido fueron recordados durante tiempo el conocido por Cabo Largo, o el nombre del capitán Quilis de la Guardia Civil de Frigiliana, cuya crueldad le llevó a disparar en la cabeza a un guerrillero de este pueblo momentos después de su detención. O el guerrillero que mató a un niño de seis meses para vengar la muerte de su hijo torturado por la Guardia Civil.
Echarse al monte no era decisión fácil, pero hemos de tener presente que la dureza de las condiciones de vida de la mayoría de la población durante estos años no son fácilmente imaginables para los que hoy día vivimos opulentamente. Hablamos de familias con muchos hijos, sin posibilidad de alimentarlos, muchos de los cuales morían por enfermedades que hoy se curan con facilidad, malviviendo con trabajos muy duros como hacer carbón, cortar leña o pastorear unas pocas cabras en la sierra. Y de eso no hace más de 50 años. La guerrilla acabó en 1952, pero la dictadura de Franco se mantuvo hasta 1975.