Tras la conquista cristiana, en 1487, la población de Frigiliana pasó a integrarse administrativamente en la jurisdicción de Vélez-Málaga. La Corona se adueñó paulatinamente de las tierras abandonadas por los moriscos en su huida o defunción, ya que la peste de 1493 y el terremoto de 1494 ocasionaron cuantiosas víctimas entre los habitantes de la zona. En este contexto, las tierras se abandonaban y la productividad comenzaba a decaer seriamente, por lo que los Reyes Católicos, ante la necesidad de mantenerlas productivas y obsequiar a aquellos que les habían ayudado durante la conquista, ordenaron que éstas pasaran a ser patrimonio del judío Maimón Leví en el año 1490, junto con tierras de Nerja y Maro, según consta en los repartimientos hechos por los Repartidores Francisco de Alcaraz, Cristóbal de Mosquera y por el Juez Reformador Juan Alonso Serrano.
Este ciudadano integró en la Villa de Frigiliana una tercera cultura, la judaica. Por tanto, en la última década del siglo XV Frigiliana integraba ya las tres culturas: hispano-musulmana, cristiana y judaica. En este momento bien podemos documentar la razón de ser del símbolo de las tres culturas que hoy identificamos en la vasija del Adarve del Torreón y en la reciente Fuente de Las Tres Culturas.
Pero no duró mucho la propiedad en manos de Leví, ya que el Decreto de expulsión de los judíos firmado en 1492 por los Reyes Católicos le obligó a vender estas propiedades con urgencia al Alcaide de Vélez, quien a su vez las cedió a su sobrina Leonor Ponce y a García de Guzmán. Poco después una gran parte de la tierras de Frigiliana pasaron a engrosar las propiedades de una de las familias de más abolengo de España, la Casa de los Manrique, uno de los 15 linajes de la oligarquía castellana medieval.
Símbolo de las tres culturas.