Los Poyos del Molinillo
En torno al año 1700 a.C. se desarrolló en el Sudeste español una importante cultura que también afectó a esta zona de Málaga: la cultura del Argar, cuyo nombre proviene de un yacimiento almeriense. La cultura del Argar demuestra la existencia de un mayor desarrollo social, y nuevas competencias y destrezas en el uso del bronce, que sustituye a muchos de los elementos que hasta ahora se fabricaban en piedra.
Durante el bronce argárico el poblado y la necrópolis forman parte del mismo hábitat, que suelen situarse en lugares de carácter defensivo, en alturas con buena visibilidad, con casas o cabañas de planta cuadrangular y una cierta ordenación urbanística.
Un ejemplo de este tipo de emplazamientos es el yacimiento de Los Poyos del Molinillo, un asentamiento estudiado en la última década del siglo XX. Con este nombre se conoce una de las laderas de la margen izquierda del río Higuerón, que dibuja un meandro a su paso por Frigiliana. Aquí poyo significa bancal o terraza. El yacimiento se localiza en una gran pendiente que acaba a orillas del río, exactamente a 5’75 km. en línea recta de la línea de costa y algo más de 8 km del nacimiento del Higuerón, ya dentro del Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, al que suma valor arqueológico. Para los interesados en la geología, este tesoro del paisaje cultural de Frigiliana es un cerro compuesto por mármoles dolomíticos triásicos de la zona interna de la Cordillera Bética.
En una reciente intervención arqueológica se localizaron una covacha con un enterramiento doble (un niño y un adulto, probablemente), y se ha identificado un pequeño poblado que guarda relación con otros yacimientos de la época, como la Cueva de Nerja y los asentamientos de Los Vados (Arenas), Camino Algarrobo (Algarrobo), Los Peñoncillos (Torrox) y Peña del Hierro (Vélez Málaga).
Según las dataciones aportadas por los arqueólogos, el yacimiento podría iniciar su vida en torno a los últimos siglos del III milenio a. C. y los comienzos del II milenio a.C. dado que la sepultura doble aporta una cronología alrededor del 1900 a.C., esto es, el paso del Bronce Antiguo al Bronces Pleno, manteniéndose ocupado a lo largo del tiempo o en sucesivas ocupaciones durante esta II milenio a.C.
En Los Poyos del Molinillo podemos identificar a simple vista lienzos de muros de muy poca altura, compuestos de piedras trabadas entre sí sin ningún tipo de argamasa o mezcla. Estos muros documentan un poblado que estaría asociado al desarrollo de una actividad agrícola, ganadera y puntualmente metalúrgica. En algunos puntos estos muros tienen componentes de mármol, uno de los materiales que conforman el subsuelo de esta zona, por lo que no es extraña su utilización, sencillamente reutilizando un recurso natural del lugar. Los muros delinean la pendiente y curvas del terreno, no tienen necesidad de enmendar las oscilaciones de la brusca orografía del lugar. También se identifican unos siete molinos de forma ovalada, que hacen alusión al nombre del yacimiento.
Las formas del relieve y lo escarpado del lugar son dos factores que para los investigadores permiten explicar la razón de ser de este hábitat como lugar estratégico para la defensa. La cercanía al río Higuerón es otro factor decisivo para comprender la forma de vida de estos pobladores, sin duda tenía asegurada la principal fuente de recursos: el agua. Este factor hace pensar en una economía de autoabastecimiento. La relación del poblado y la pequeña cueva es en estos momentos uno de los puntos fuertes de la investigación, a partir de los restos cerámicos, de metales y restos de animales como conchas marinas.
No es recomendable la visita del yacimiento, ya que, además de no ofrecer nada visible en su superficie, es de muy difícil acceso. No obstante, si que resulta atractivo desde el punto de vista paisajístico por lo escarpado y difícil de su relieve, por lo que su visión desde los alrededores, desde el mismo casco urbano, es recomendable para conocer las condiciones en las que se desarrolló este poblado de la Edad del Bronce.
En breve podremos contemplar las piezas recuperadas en este lugar en el Museo de Frigiliana.