La caña de azúcar ha dado azúcar y miel, pero también papel, pues de la caña exprimida se extraía la materia prima para su elaboración, el bagazo. Pascual Madoz en 1848 nos habla de dos ingenios azucareros en Frigiliana, “movidos por el agua del río Mármol”. Pocos años después, en 1862, Carvajal Hué menciona también dos ingenios, propiedad de los condes, de moliendas verticales, movidas por el agua, además de un “pequeño molino movido por vapor”.
A finales del siglo XIX, además de los ingenios de las condes, existían varios más de menor entidad: la Molineta, situada poco antes de llegar a Frigiliana por el camino de Nerja, que se dedicó al azúcar, la harina y el papel y de la que luego se escindió el ingenio Nuestra Señora del Rosario, la maquinilla de Doña María Dolores Jiménez, en el mismo casco urbano, la maquinilla de los Rojas, en el Pago del Molino, además de las maquinillas de Arriba, de Enmedio y de Abajo, los tres edificios que se ven a los pies del castillo, los tres ingenios que aprovechan el agua que canalizada llega hasta el Ingenio de San Raimundo. Todas ellas, las más grandes y las pequeñas, acabaron siendo propiedad de la Sociedad De la Torre, constituida en 1928, por aportación de sus socios o por compra, ya que en 1930 la Sociedad adquirió del conde de Frigiliana el ingenio de San Raimundo. En la escritura que se hizo en 1904 de esta fábrica consta que los condes contaban en Frigiliana, además, con un molino para cañas, una para papel y otro para harina, que son los que formaban el conjunto de la Molineta, y de ellas dice el documento “se ponen en movimiento con las aguas que puede derivar la presa situada en el lecho del río Alconcar, las cuales son conducidas directamente por las acequias respectivas a los aludidos artefactos, cuyo aprovechamiento se utiliza desde tiempo inmemorial sin perturbación de ningún género”. El mencionado río Alcóncar es el actual río Higuerón.
Pero, además de estas producciones industriales, en Frigiliana se daban multitud de pequeñas producciones de miel casera, en las casas con elementos básicos, de los que se extraía la miel y el azúcar moreno para el consumo familiar.